miércoles, 16 de julio de 2008

“Me gustaría ser abogada, ser médica, pero primero quiero ser"

En 2004 la Agencia Sociales le realizó una entrevista a Marlene, una activista trans para adentrarnos en las representaciones travestis en los medios masivos a partir de la mirada de una militante. 4 años después recuperamos esta nota para volver a pensar la cuestión de género, cuerpos y libertad.

Marlene es activista trans. Es una trabajadora, es una militante pero por sobre todo es lo que quiere ser. Queríamos hacer una nota sobre la aceptación de las travestis en tanto producto televisivo asexuado mientras se las niega, silencia y reprime cómo sujeto social. La entrevista que nos dio Marlene dice mucho más de lo que nosotros podíamos decir. Elegimos dar la voz de Marlene sin nuestra mediación. Sin el silencio que se les impone muchas veces.

¿Crees que el boom de los travestis en la TV sirve para un acercamiento con la sociedad, para una mayor aceptación, o sólo neutraliza el rechazo social y los conflictos que producen?

Creo que a partir de lo que se ve en televisión queda una resaca, un residuo que cuestiona, que hace pensar a la gente, pero el tema es en qué sentido o desde qué punto empieza a pensar la gente. Y si lo hace por ejemplo desde programas como Los Roldán con el personaje de Florencia de la V , viéndola como una travesti asexuada, que no tiene relaciones con sus pares. Salvo con el personaje malo, que parece que esta bien que le suceda esa bajeza de enamorarse de quien no sabe que es travesti. Aparece así como un personaje asexuado, que no tiene características singulares, salvo los estereotipos que vienen de aquellos que le caben a la femeneidad entera, de ser frívola, compradora compulsiva, familiera. Entonces el personaje de Florencia es tranquilizador, porque muestra que es travesti, que puede convivir, pero siempre oculta, nunca demuestra intenciones sexuales con el entorno, va a ser la mujer que no tiene intereses propios, deseos propios, que no tiene una sexualidad propia y que no es exigente, no exige placer, no exige respeto.

La gente que mira este tipo de programas nunca va a encontrar en la calle a ese personaje que ven en la tele: que es glamoroso, que se codea con gente bien. Nunca se va a chocar en su barrio con una persona así. Entonces no van a aceptar al sujeto real y concreto, en realidad lo siguen viendo como una amenaza para los maridos, para los hijos. No aceptan al sujeto que plantea que las cosas no siempre son como parecen, que el orden establecido es un orden impuesto, y que no hay mujeres y varones lisos y llanos, sino que todos vamos transitando diferentes partes masculinas y femeninas. Lo que quiero decir es que no ven al sujeto que se está cuestionando todo el tiempo un montón de cosas, que en general la gente se traiciona a si misma como sujeto al no aceptar al otro. No ven a ese sujeto que dice no me importa nada, no me importa que haya reglas religiosas, reglas civiles y sociales, yo hago mis propias reglas, yo negocio con los demás sujetos en forma instantánea, yo digo sos mi amiga, sos mi compañera, sos mi amante.

Lo que existe está dado de una determinada manera, cuando una mujer dice “soy mujer”, esta diciendo lo que otros han dicho, la palabra mujer ya está establecida y es muy difícil quitarle la carga simbólica que lleva. Cuando una mujer quiere independizarse y ser sujeto en igualdad de condiciones con la hegemonía masculina, en realidad nos parece a nosotras que debe des-identificarse de la palabra mujer o plantearse seriamente el deconstruir la palabra. Nos ha llevado mucho tiempo de militancia, pero intentamos hablar con distintos sectores sociales y hemos descubierto que esa fórmula de decir soy una mujer en el cuerpo de un hombre no nos cabe, no nos representa. No hay palabras en el lenguaje que nos represente, entonces decimos: creemos otras palabras. La palabra travesti no nos va, eso de la idea de apropiarse del insulto y resignificarlo, nosotras usamos la palabra trans, que de todo lo que anda dando vueltas es lo que más nos identifica. Trans viene de transgénero y significa transgredir el género, del femenino al masculino y al revés.

¿Se consideran un tercer género?

Pensamos que en un sentido sí. En esta trampa del lenguaje tenemos que definirnos de acuerdo a especificidades. Por ejemplo, hace millones de años el hombre dijo “no matarás”, después lo tomó la religión, cuando uno dice “no matarás”, me imagino que tiene la orden interna de no matar, y no matar a nadie, a nada, no tiene porque especificar, no matarás a tu hermana, a tu amigo. Entonces cuando hablamos de género en realidad deberíamos hablar de género humano, y no tener que estar declarando tantas especificidades que en definitiva lo único que hace es seccionar y encuadrar a la gente. Todos somos inclasificables, todos tenemos una visión particularísima de lo que es ser persona. Así creo que en cuestiones tan estrictas como lo biológico, hay tres sexos, varón, mujer e intersexuales, los cuales la ciencia quiere mostrar como anormales, como monstruosidades. Son particularidades con las que venimos y en tanto no impidan el desarrollo del organismo normal no tenemos porque pensar que somos anormales. Y así, están los varones heterosexuales, las mujeres heterosexuales, las lesbianas, los gays. Estos son entre las minorías sexuales los que más sufren la cuestión de la segregación, lo reprimido, ya que tienen como objetivo pertenecer a la establecido, ellos quieren ser varones que aman a otros varones y decir que no tienen porque identificarse ni tener nada particular, y entonces se mimetizan con los heterosexuales y en algún punto disfrutan de sus relaciones sexuales de una manera mentirosa, vergonzosa; las ocultan. Nosotras pensamos que si sos gay o sos lesbiana, tenés que manifestarte e identificarte como tal, en definitiva es ser y desarrollarte como sos.

En determinado sentido acaparar cosas, acaparar conocimientos, técnicas, es ser rico, es ser culto. Ahora cuando uno tiene muchos puntos de vista y experiencias sexuales, ahí empieza a ser promiscuo, no es culto sexualmente, sino promiscuo.

Deberíamos ser una cultura capaz de educar en sexualidad, en deseo, en placer; para poder desarrollarnos de mejor manera. El hombre debe aprender a manejar su cuerpo, su máquina biológica, debe aprender a relacionarse con el otro y a aceptar las diferencias, para luego tener otros conocimientos sobre el mundo. En la medida en que aceptemos las diferencias, vamos a tener más libertad para poder aceptar las propias y crecer cada uno con sentimientos particulares y no enmascarado para con los demás.

La educación es básica en este sentido, son los niños los que deben plantear qué quieren aprender y el educador el que proporcione una herramienta. No debe imponer el conocimiento, sino ver cómo quiere desarrollarse esa criatura, mostrándole el mundo, mostrándole ventanas para que abra o cierre y ver si les gusta o no, concepción fundamental de la educación popular y la educación del arte. En cuanto a la educación sexual, hablar de estos temas no es hacer apología del travestismo y de la homosexualidad, sino que es un derecho del niño el conocer el mundo, conocer todas las opciones. El niño está capacitado para entender en cada momento muchas cosas, según la edad y la evolución, y así no les tiene que dar miedo de aprender a conocer cómo son, saber manejar su cuerpo, su vida para así poder elegir.

Tenemos que cambiar las prioridades y educar sujetos. Debemos darles las herramientas para que se desarrollen de manera flexible, para que elijan, y para que aprendan a aceptar al otro como es.

¿Crees que el travestismo tiene un relato social al cual adherir y defender para llegar a un cambio de pensamiento en la sociedad?

Estamos en vistas a, pero no hay un relato social travesti o trans en Argentina y lamentablemente tampoco a nivel mundial.

Cada una de nosotras somos la primera que llega al mundo, hasta que encontramos a nuestros pares, pero no tenemos un registro histórico de ellos. Todas las que han muerto fueron a parar a estadísticas como varón, las que han escrito lo han hecho como varón, si se es un buen historiador se podrían rastrear personas que hayan sido trans, hay algunos elementos para ver, pero no es algo cotidiano para nosotras, nos está negado desde la escuela, nos está negado este derecho a educarnos en lo queremos ser, nos está impuesta una cultura heterosexual, lo que se muestra de nosotras es que somos anormales, que no estamos dentro de las reglas, por lo tanto somos lo que no se debe aceptar, esto es muy difícil de cambiar.

No nos podemos construir en sentido evolutivo, no podemos avanzar respecto de los errores de otras. Cuando llegamos a la adolescencia y conocemos pares, éstos nos muestran la máscara generalmente idílica de lo que es el travestismo, de lo que han pasado para sostenerse de la exclusión. Y así una se esconde en una visión de que las otras travestis son exitosas, que gozan de la prostitución, que viven transformando su cuerpo sin ningún precio a pagar. Ninguna te muestra las consecuencias de las cirugías, las ves de noche hermosas y con plata. Entonces como historia de generaciones, nosotras no veíamos el fracaso de las otras. Hoy lo vemos un poco más porque el proceso es más rápido, niñas travestis vienen a los 12 o 13 años a prostituirse a Capital Federal y se encuentran con travestis de 35 o 40 años ya hechas pelota por la noche, la prostitución y la opresión en general.

¿Por qué la prostitución aparece como la única forma de llegar a ser lo que quieren ser, como la única salida posible?

Hoy la prostitución es la única manera que los trans encuentran para construirse. La familia no te va a decir “adelante, sé como sos”. Puedo decir que me gustaría ser abogada, ser médica, pero primero quiero ser, para después crecer en lo profesional, en lo social.

Pesa mucho la idea de la mujer linda y atractiva. Y el peso es mucho más grande cuando ves que el otro te está viendo siempre primero como varón, y ahí tener que transgredir ese cuerpo, y hacerle ver que no sos lo que piensa que sos. No sos un varón, no sos un macho dominante, un macho que penetra; tenés que convencerlo primero desde la estética. Por lo tanto la situación es expulsiva de la familia, de los amigos, de la sociedad, tenés que irte, tenés que huir hacia un lugar donde poder desarrollarte o por lo menos que no te persigan, son muchas presiones juntas. La prostitución surge así como la única alternativa, además de la delincuencia, que te da sustento económico, lo único que te da pasaporte de vuelta a tu hogar es lo económico. Porque los problemas que se te plantean, con la policía, con los institutos de menores, lamentablemente los solucionas con dinero, y cuando sos una criatura, con sexo. Cuando hay otro adulto, no importa si sos nene o nena, hay como una libertad que da para abusar del niño marginal que lo puede todo.

1 comentario:

andres dijo...

todo bien, me interesó la nota... pero podrían escribir en blanco y negro, no se imaginan que dificil es leer en estos colores a mi edad y con mi vista... desde ya muchas gracias.