viernes, 25 de abril de 2008

Volver a las raíces. Charla Sobre el rol del comunicador.


“Gracias a los habladores los padres sabían de los hijos, los hermanos de las hermanas, y gracias a ellos se enteraban de las muertes, de los nacimientos y demás sucesos de la tribu; y también algo mas, tengo la impresión de que el hablador no sólo trama noticias actuales, también del pasado, es probable que fuera asimismo la memoria de la comunidad, que cumplía una función parecida a los juglares, a los trovadores medievales, recordando a cada miembro de la tribu que los demás vivían, que a pesar de la grandes distancias que los separaban formaban una comunidad”

(Del libro El hablador de Mario Vargas Llosa, citado por Oscar Magarola)

A casí cuatro años de esta nota queremos recuperar esta charla para discutir nuevamente el rol del comunicador en la sociedad actual.

Cuando de lo que se trata es de pensar cual es el papel del comunicador, enseguida se hacen presentes, en el pensamiento, los grandes medios de comunicación. Clarín, La Nación, y hasta Pagina 12, llegan siempre puntuales al imaginario colectivo. Esta influencia es característica de una época. La comunicación moderna se piensa mayormente desde los mass-media, el cyber espacio y los más de cien canales de televisión codificada.

Una propuesta distinta fue compartida en la Facultad de Ciencias Sociales el último 9 de junio, cuando, Nicolás Casullo y Oscar Magarola, ambos docentes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, se reunieron para debatir sobre el rol del comunicador en la sociedad actual. Allí se dejo en claro que la comunicación ni empieza ni termina en los multimedios. La cotidianidad, las instituciones, y la comunidad son espacios insoslayables para el comunicador social.

De hecho, hay lugares sociales que no están identificados como áreas de trabajo del comunicador y que son la columna vertebral de la comunicación social. Hay que “pensar el rol del comunicador en los procesos que se producen en espacios sociales, en organizaciones, en instituciones, en comunidades, en municipios –explica Magarola- , rescatar el sentido de la comunicación en el sentido mas antropológico, mas existencial”.

Este sentido de la comunicación es olvidado y reemplazado por la perspectiva recurrente de los medios masivos. “La tecnología y el fenómeno mass mediático por momentos le han robado el sentido al concepto de comunicación” –continúa Magarola-. Al decir comunicación se dispara en forma inmediata: “igual medios, igual tecnología”, cuando en realidad la comunicación antes de existir como un fenómeno tecnológico fue un “fenómeno vital, inherente a lo humano”. Por eso el desafío del comunicador sigue siendo el entramado complejo de las relaciones de los sujetos en la cotidianidad, y nunca solamente el mundo de los grandes medios o de las tecnologías.

Universidad, nuestro segundo hogar

El problema esta en que entre la formación académica, la Universidad y el mundo cotidiano hay un abismo. “La Universidad no atraviesa lo esencial de nuestras vidas”, dirá Casullo en la misma sintonía. En relación con los tres tipos de comunicación del hombre en la historia que elige citar (la divina, la artística y la comunitaria) “la comunicación que se esta estudiando aquí no sirve para nada”, desafía el profesor. Y continua: “Lo esencial de nuestras vidas pasa por otro lado. Pasa cuando nosotros pisamos la calle. Ahí esta el amigo, el amor, la memoria, el fútbol. Todo eso que es mucho mas importante que 30 materias”. Por eso en este momento de debate, de paréntesis, de punto cero o entreacto, propone Casullo: “la comunicación que no se estudia en la facultad es lo que nos tiene que guiar”.

Sin embargo, el espacio universitario abre un desafío interesante: “atravesar esas 30 materias y trabajarlas con la mayor capacidad y profundidad porque estamos en una institución”. Corresponde a esta generación, al porvenir, dar un nuevo sentido a la comunicación y elegir qué país queremos. Pensar qué comunicación para qué país. Y en esto, “la memoria tiene mucho que ver, y la capacidad de creación también”.

“Queda como un entretiempo, un vacío que tiene que ser cubierto por una nueva generación”. Los sueños de las generaciones pasadas, el ideal de una comunicación alternativa tal como se planteaba en los 70 fue interrumpido por el mercado. “El mercado siempre nos vende que todo puede llegar a ser materia de comunicación. Por supuesto, cooptada, neutralizada, castrada, violentada, llevada a consumo, a gastronomía”- aclara Casullo. En este escenario “estatizar los canales de televisión, seria como hacer la Reforma agraria.”

Manos a la obra: el comunicador en la práctica

Es ahora cuando aquel entretiempo intenta ser interrumpido por los proyectos comunicativos de nuevas generaciones que intentan construir un camino diferente, incluso opuesto, a la lógica impuesta por los grandes medios de comunicación.

De hecho, éstos han reducido el papel del comunicador social o del periodista, a simple difusor de mensajes informativos o persuasivos. Mediante una extraña pantalla que oscila entre la objetividad informativa y la independencia periodística respecto del medio, la tarea del periodista mass mediático se basa en construir la infamación de manera tal que refuerce o sea funcional a los intereses del medio. En el libro “Contrainformación, medios alternativos para la acción política”, sus autores, Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperan, bien citan a Noam Chomsky, quien al hacer referencia a los periodistas que se definen independientes escribe: “Dicen, con mucha razón, “Nadie me dice lo que tengo que escribir, escribo lo que quiero. Todo ese rollo sobre presiones y limitaciones es una tontería, yo nunca tengo ninguna presión”. Lo cual es completamente cierto, pero el tema es que no estarían ahí si no hubieran demostrado previamente que nadie tiene que decirles qué escribir porque ya dirán lo correcto ellos mismos”. En esta línea modeladora, hoy por hoy, muchas instituciones académicas orientan la formación de nuevos egresados a la demanda de las grandes corporaciones periodísticas. Se trata de profesionales que no trascienden lo mediático y que asumen un papel pasivo en el proceso de transformación social.

Contra este estado de situación se dirigen las palabras de Magarola, a la hora de pensar los lugares de inserción profesional: “Pienso en las instituciones sociales, en la comunidad, en las organizaciones de los barrios, medios locales, etc.” Se trata de comunicadores que piensen en “cómo hace una institución para comunicar sus objetivos a la comunidad, para convocar; cómo establecer redes con otras instituciones, cómo conocer las demandas de la población, cómo fortalecer, mejorar, tender puentes, articular, estimular la participación. En estas preguntas hay un interesante campo de desempeño profesional abierto, que siempre estuvo, esta y estará allí”.

En este sentido, hay prácticas comunicacionales que se originan dentro de espacios universitarios con la intención de responder a las necesidades que surgen en el seno de la sociedad. Hernán, integrante de la Agencia alternativa de noticias ANRed y estudiante de Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, concibe la labor de comunicador de la siguiente manera: “El modo en que se da cuenta de lo que pasa depende de qué lado está parado el comunicador para ver qué recorte hace de la realidad o cómo cuenta las cosas. No existe la mirada neutral, aunque pueda recurrir a datos concretos para reforzar su posición, o la de su medio”. Por otro lado, el comunicador “puede desarrollar otras tareas como integrar una organización, en sentido amplio, ya sea como publicista, diseñador, productor cultural, etc.”

Uno de los debates más concurrentes dentro de los espacios que pretenden ser una alternativa comunicación al, tiene que ver con que tipo de vinculación se establece, si es que existe alguna, con los medios oficiales. “Desde ANRed consideramos que, aunque el margen es mas bien estrecho, de todas formas, debemos aprovechar las brechas para introducir otras miradas, perspectivas, incluso temas, que no están establecidos a priori en los medios masivos, por su condición de integrantes del bloque dominante. El grado de apertura que alcancemos hacia los medios masivos, depende del grado de organización del campo popular, y de su vinculación con los trabajadores de los medios, para poder romper el aislamiento”.

En definitiva, se trata de aprovechar el momento de debate por el que atraviesa hoy la disciplina para nutrirlo de nuevos y valiosos aportes. Se trata de buscar la forma de romper el cerco de los medios, utilizando las herramientas que la propia carrera académica otorga. ¿Cuál es el objetivo? Quebrar la barrera que separa a la universidad de lo que debería ser su principal preocupación: las relaciones, las necesidades y conflictos que atraviesan a los sectores mas castigados de esta sociedad

jueves, 17 de abril de 2008

"La carrera de comunicaciòn es un error"

En el marco del III Congreso Panamericano de Comunicación que tuvo lugar entre el 12 y el 16 de julio de 2005, el profesor Héctor Schmucler nos concedió esta entrevista donde habló de las carreras de comunicación, su pasado, su presente y su futuro, la comunicación alternativa y los medios. Aquí el “Toto” se abre a los estudiantes y nos expresa sus más sentidas visiones.....

Como si fuera uno más, nos espera sentado en un banco cualquiera y observa y lee y charla con quien se le acerque. Nos llama, nos arrimamos cautelosamente y le indicamos un lugar para poder comenzar la charla. Una charla que pudo haber durado años pero que en escasos minutos nos enriqueció profundamente. Nos presentamos, parecía él más interesado en saber de nosotros, que a la inversa. Sin embargo, el tiempo corría y los compromisos también, apresurando así el comienzo.

- En su anterior visita a Buenos Aires, y específicamente a nuestra facultad, le preguntaron acerca de la modificación de la currícula de la carrera de comunicación. Al respecto usted planteó que si hubiera que modificarla habría que insertar poesía, nos gustaría saber por qué y para qué...

- Bueno, a veces es más fácil decir las cosas que tener que fundamentarlas. Dije eso para tener un sentido provocador, para generar preguntas. Sería muy difícil meter una materia llamada poesía. Pero cuando digo poesía quiero decir, además de los conocidos poemas, la idea de la poesía, es decir, la idea de lo creador, poesía es poiesis, que al fin y al cabo tiene su origen en la techné, que es lo mismo que la técnica. Techné quería decir primitivamente técnica y poesía. ¿Por qué? Porque la técnica era creadora, es decir, se consideraba a la técnica como un acto de creación y no un acto de repetición y de reproducción. Entonces cuando yo me refiero a la poesía estoy hablando de lo creador que se expresa también en esto que generalmente se entiende por poesía, es decir, el poema. Pero lo importante del poema no es ser una cosa escrita en verso, sino una manera de captar el mundo, o de decir el mundo, o de crear el mundo, no a partir de las normas lógicas, secuenciales, causa-efecto, que es a lo que estamos habituados, sino un sentido creador, imaginativo. Nombrar el mundo, no simplemente repetir los nombres que ya se le han puesto al mundo. Poderlos nombrar quiere decir poderlos ver en todo lo que significan como potencialidad, y no lo dado, ni lo repetido. Por eso yo insisto siempre en que el mundo ha sido creado, es decir, construido, pero es un riesgo decir que es construido porque es intranquilizante, nos hace responsables. Si el mundo ha sido construido quiere decir que no es producto de la naturaleza, sino que hay un pensamiento humano que lo ha ido construyendo a través de siglos. Quiero decir que de alguna manera somos responsables de que continúe este mundo o de que cambie. No es tan fácil, pero efectivamente si pudiéramos nombrar al mundo de otra manera, éste cambiaría, porque en el nombrar, al hablar, estamos dándole cierto valor a las cosas, estamos trabajando desde ciertos valores.

Si uno piensa que el objetivo de la universidad es formar profesionales que se inserten en la producción, no se está discutiendo el mundo. Lo cierto es que nuestra mirada del mundo existe y nosotros estamos construyendo para que siga existiendo tal cual como es (...). Uno puede pensar que la universidad puede ser el lugar del pensamiento creativo y no el lugar de formación de profesionales, lo que no quita que pueda haber formación de profesionales, pero uno podría tener un sitio que se dedique al pensar. Así, si uno piensa, cree o imagina un lugar donde hay pensar no instrumental, no para incorporarse en el mundo existente, al pensar le da un poquito de valor (bueno o malo no sé, correcto o no), un lugar autónomo de la instrumentalidad de ese pensar. Y la poesía es eso, la poesía tal vez sea lo más importante que pueda hacer el ser humano. Pero, y acá viene otra vez la misma pregunta ¿lo mejor que puede hace un ser humano no es la producción? Y no, no es la producción, es la vida. Si uno piensa así, la producción cambia de sentido. Igualmente siempre hay que producir, en el sentido de que hay que conseguir comida, pero a lo mejor el 95% de lo que se produce sería innecesario si uno pensara la vida de otra manera. Ahora es necesario todo esto, incluido este espacio en el que estamos, porque está concebido de la otra manera, porque es parte de un sistema productivo, de una manera de concebir la existencia de la sociedad. El asunto es apasionante y es largo.

Y como si se olvidara de lo que venía diciendo y mirando nuestras caras de asentimiento, de asombro, de interés, continua....

Yo hice mi primera experiencia en una carrera de comunicación en los años ‘70 en La Plata. Ahí se enseñaba literatura, filosofía, historia. Después, por distintas razones todo se fue instrumentalizando, se fue profesionalizando más, aparecieron además técnicas que suplantaron el pensamiento porque estaba todo ya armado, como esto (señala el grabador). El periodista antes no lo tenía, está bueno que esté esto, porque yo puedo hablar y ustedes guardan mis palabras en la posterioridad, aunque todavía no se sabe cuanto tiempo duran las grabaciones, pero no importa, hoy sería imposible no usar un grabador. Lo que quiero señalar simplemente es que hay una diferencia cuando el periodista (o quien sea) está en una conferencia y tiene que tomar nota, no puede estar desatento, no puede estar pensando solamente “a ver qué pregunta provocativa le voy a hacer para que al jefe le guste más y salga un escándalo en primera plana”. No, tiene que estar atento si quiere tomar nota, a condición de que quiera reflexionar, es un esfuerzo escuchar al otro y poder inmediatamente fijar palabras o frases que después pueda evocar, es un esfuerzo intelectual. Estos aparatitos que dan “fidelidad” a la vez eliminan todo el esfuerzo intelectual. Y aquí me pregunto, ¿el periodista qué es? ¿Cuál es el papel intelectual de un periodista? (…) Las mejores notas periodísticas que se han hecho en la historia del periodismo se han hecho a mano, todavía hay muchos periodistas de gran calidad que en todo caso tienen esto (el grabador) de apoyatura pero que toman nota, porque hay cosas que son irreproducibles. ¿Por qué? Porque la oralidad no sólo tiene una sintaxis distinta sino que tiene agregadas muchas más cosas, por ejemplo, mi gesto, mirarlos a ustedes a la cara, mi movimiento, mi tono, mis silencios, cuando esto pasa al papel queda todo borrado. Todo esto es importante como labor intelectual para trasmitir algo.

- Cuando usted decía esto yo pensaba que hace un tiempo en el foro de Porto Alegre Eduardo Galeano decía que el rol de la prensa era decir cosas que tuvieran necesidad de ser dichas ¿en este sentido usted lo piensa?

- Realmente me cuesta mucho o me siento incapaz, o tal vez me cueste porque me siento incapaz, de decir qué tiene que hacer la prensa. Es una pregunta muy frecuente, ¿qué debe hacer la prensa? ¿Qué debe hacer el periodista? ¿Qué debe hacer el comunicador social?, preguntas casi de cajón en cualquier reunión donde vaya a dar una charla. Me cuesta porque es hacer metafísica, como si no hubiera conflicto. Esta es una palabra clave, hay conflicto en la sociedad, en los grupos, en todos lados hay conflicto, vivimos en conflicto. Por lo tanto, si uno dijera qué debe hacer la prensa, e idealmente que la prensa hiciera lo que uno dice, se elimina el conflicto. La prensa como cualquier otra cosa, en general, refleja los diferentes conflictos, a veces refleja bien, a veces refleja mal, a veces los disimula, a veces los explicita. Otra cosa es decir si nosotros hiciéramos un periódico o pusiéramos un canal de televisión, o tuviéramos una emisora radial “vamos a hacer esto”, ¿por qué?, porque es lo que ustedes creen que es lo que se debe hacer. Ahora, los periodistas o los que dirigen un diario o un canal cualquiera, hacen lo que consideran que deben hacer, no es que sean todos tramposos, “tendríamos que hacer esto pero sin embargo...”. No, porque aun cuando digan “ah, me gustaría hacer esto....” pero claro, “si publicamos esto se nos caen tales avisos”. Pero estas son las condiciones en que existe la prensa. Entonces, uno no puede decir “la prensa debería ser...”. Es como decir “los programas de televisión tendrían que ser así...”. No pueden ser así salvo que cambie todo, cosa inimaginable. Cuando digo que cambie todo quiero decir que un canal de televisión no sea una empresa comercial.

- En general, ¿No hay una tendencia dentro del campo de la comunicación a pensar a la comunicación como algo totalmente autónomo, aparte de todo lo demás? Por ejemplo, “se podrían democratizar las comunicaciones solamente democratizando las comunicaciones”.

- A ver, todo lo que sea democrático (o casi todo) me parece bien, por lo tanto yo no diría no, no hay que democratizar. Pero después me pregunto ¿qué quiere decir eso? El problema es que estamos trabajando con una cantidad de palabras que son tan evidentes que no hace falta definirlas, y de tan evidentes que son, son absolutamente huecas ¿qué quiere decir democratizar la comunicación? Ojo, esto no lo estoy respondiendo ahora, es una discusión de la que participo hace por lo menos 25 años. (….) Cuando todavía se habla tanto del informe Mc Bride y toda esta historia, esa pregunta nos la hacíamos ya en aquel entonces aunque algunos, por razones históricas, tuvimos activa participación en todo esto. Esto no es ningún alegato en contra de la democracia ni contra ninguna forma de democratización, pero imagínense ustedes que a los 3 millones de espectadores de Tinelli (no se cuántos son pero no deben ser menos), se les dijera: democraticemos. Hacemos un acto de fuerza, lo sacamos a Tinelli y le decimos a estos tres millones: “a ver, hagan un programa ustedes en esta hora, ¡Vamos a democratizar! ¡Basta de Tinelli! ¡Basta del poder económico!”. Harían Tinelli. O llorarían desesperados porque no está Tinelli. Y esto no habla mal ni de unos ni de otros, esta es la realidad que uno puede decir me gusta o no me gusta, pero esta es la realidad.

Parecía incansable, quería contarnos muchas cosas y nosotros escucharlas, y en este momento de la charla no podía faltar una entrada a lo alternativo.....

Es buena la experiencia de todo lo que se ha llamado alternativo, tuvo distintas épocas, según lo momentos y según las situaciones políticas y las situaciones económicas y tecnológicas. Por ejemplo, la alternatividad en radio florece como ustedes saben con la FM, porque se vuelve muy fácil. Es impresionante las FM que aparecieron en la Argentina y en el mundo, miles y miles y miles. Muchas desaparecieron, pero la inmensa mayoría se volvieron igual que las otras, nada más que se llaman alternativas y que forman pequeños grupos. (…) ¿Por qué? Porque tienen esta idea: somos alternativos, pero si no nos escucha nadie ¿para qué? Pero para que nos escuchen tenemos que hacer como los grandes programas escuchados por todo el mundo, entonces hagamos algo similar a Tinelli o, en Córdoba, a Mario Fedeiro, que en Córdoba domina toda la mañana y todas las radios, el 80% de la escucha. (…). Pero muchas de las llamadas radios alternativas dijeron: “bueno, para que nos escuchen los vecinos del barrio, los pobres, los barrios carenciados que escuchan al otro, entonces tenemos que ser como el otro”. Pero en cuanto ya son como el otro, son la autorrepulsión de lo mismo. (…) No es un problema de repetir sino un problema de experiencia, no es cuestión de tener otra voz para que sea escuchada y diferenciada de otra, sino que esa otra voz sea aceptada, quiero decir, hay condiciones para aceptar la llamada verdad de esa nueva voz. Con lo que estoy diciendo quiero señalar que el asunto tiene la complejidad de las estructuras culturales de la sociedad. De la estructura cultural, económica, de los hábitos. Cuando digo cultural quiero decir de las ideologías dominantes, es decir, este pensamiento común. Pero esto requiere cambiar fuertemente cierta teoría que hay sobre la sociedad, sobre los medios masivos. Hay que repensar todo esto. Es decir, concluir, aunque yo no tengo otra respuesta, ponerlo en duda, estas ideas de los buenos, los malos, los malos son los que mandan y todos los buenos son las víctimas de los que los mandan. Las cosas no se producen así...

- Y cuáles serían esas ideas, ni viejas ni nuevas tecnologías, sino otra manera de establecer vínculos comunicativos...

- Bueno eso es como cambiar el mundo…Ahora si uno no intenta lo imposible…si uno no está pensando…No en hacer un plan para que de acá a cinco años cambie el mundo, sino en ver cómo pensar de tal manera que no nos entrampemos en esto que nos ocurre infinitamente. Y a los más viejos nos ocurre más que a los más jóvenes, porque hemos tenido más tiempo de creer que vamos para un lado y cuando llegamos vemos que hemos ido para el otro, como le pasaba a Colón que pensaba que había llegado a la China y había llegado a América. Pero es así como ocurrió con las revoluciones. Las revoluciones se hicieron para cambiar el mundo y de pronto se derrumbaron, no sólo en medio del fracaso, sino en comprobar que no habían hecho otro mundo. Bueno, este es mi criterio. Digo las revoluciones porque estos han sido los modelos de cambio. No tengo una hipótesis sobre qué ideas reemplazan a qué. Pero todo esto hay que pensarlo para no quedarse en la superficie. Si ustedes están pensando en algo alternativo, pero ¿alternativo a qué? Porque decir alternativo es como decir comunicación, es más o menos lo mismo...

- Yo le iba a preguntar eso ¿qué quiere decir comunicación?

- Bueno, gracias a esas preguntas me hacen hablar horas y horas, porque este es el tema...A ver, alternativo quiere decir literalmente una cosa en lugar de la otra. Esto (toca una mesa) es alternativo a un banco, es el sentido más común, por lo tanto con alternativo quiero decir no lo mismo, pero bueno ahí hay que decir ¿qué es lo no lo mismo? Insisto en la experiencia, no en la teoría, en la experiencia de muchos movimientos alternativos. Por ejemplo, la prensa alternativa tuvo un momento anterior a la radio, ya que por razones técnicas y económicas tuvo una difusión enorme. Y algunos consiguieron objetivos muy importantes y muy buenos. Quiero decir el hecho de que desaparezcan no es grave... hay objetivos a largo plazo, a mediano plazo y eternos. Quien se plantea los eternos está bastante equivocado. Pero hubo un movimiento célebre que se dio en los ’60 y ’70: la radio y la prensa minera en Bolivia. Fueron famosas, pero ocurrió que la realidad fue cambiando: desaparecieron las minas, desaparecieron los mineros, como está desapareciendo el proletariado. Por lo tanto, esta fuerza que para el marxismo tenía que ser el sujeto de la historia, va desapareciendo por los nuevos modos productivos. Nos quedamos casi sin sujeto. Son realidades que hay que tenerlas en cuenta.

Pero, si me preguntás de comunicación...de comunicación no tengo ninguna definición porque no hay. Hoy comunicación es todo, ¿qué no es comunicación? Por eso creo que uno tampoco puede decir es esto, porque no hay nada que no sea comunicación

(…)Hay una tradición, sobre todo en los partidos de izquierda de comienzos del siglo pasado, que cuando se forma un partido de izquierda, que se piensa sobre todo vanguardia, lo primero que hace es publicar un periódico, porque (es) la ilusión iluminista, porque esto viene de cierto iluminismo racionalista, de la Ilustración, cierta creencia en la verdad que resplandece a través de las palabras. Yo no se si alguno de ustedes es militante y hacen lo mismo, lo cual sería muy honorable. Mi punto de vista no es una condena, para nada. Pero es una ilusión. Yo lo hice también, porque fui militante de izquierda y de varias cosas. Y la idea de creer que vendía un periódico y el tipo lo leía y cómo no va a ver la verdad, porque uno cree que hay una especie de verdad en sí que se puede transmitir a través de palabras, y es tan evidente que si el otro lo lee se le revela, se le ilumina. Y no es así, lamentable o afortunadamente no es así.

Y esperando una respuesta esperanzadora, una idea de acción concreta....

- ¿Desde una carrera de Comunicación qué cosas, qué acciones pueden llevarse a cabo por fuera de los medios?

- Esto que les voy a decir es off the record, off de record quiere decir que no pretende ser verdad ni nada parecido. Quiero decirles que, y lo he dicho muchas veces, después de tantos años de vivir de las carreras de comunicación, y no después, quiero decir, aun cuando era profesor y vivía de eso, ya hace muchos años que pienso que la carrera de comunicación es un error. Esta carrera que ustedes están cursando, su primer programa lo hice yo hace veintipico de años. Me acuerdo que yo estaba todavía en México, estaba ya volviendo cuando en un viaje, Delich (por Francisco Delich, ex rector de la UBA y de la Universidad Nacional de Córdoba) que era el normalizador, llega y me dice “una de las cosas que tenemos que hacer es una carrera de comunicación en Buenos Aires”. (...) Yo estaba de acuerdo en que no se podía dejar de hacer una carrera de comunicación. Buenos Aires no tenía carrera de comunicación y ya existía en un montón de lugares. Hubo una presión social, hubo un interés político, una ilusión, hubo muchas cosas que exigieron que sí. Y en ese sentido me pidió que hiciera un esbozo y lo hice. Yo me acuerdo que le dije que no empezaría por una carrera, empezaría por una especie de curso de posgrado. Yo creo que sale gente muy capaz de las carreras de comunicación porque hay mucha gente capaz, pero también salen muchos mediocres, o se abandona. La proporción entre los que entran y los que salen es abismal. Porque se va a estudiar comunicación como a una especie de lugar mítico, por eso que no podemos definir, todo lo que se sienta como necesidad de expresión, que a lo mejor lo que se quiere es escribir novelas o ser actor de teatro. Me parece, y lo pienso muy seriamente, que es un equívoco cómo se está y creo que estas carreras van a ir desapareciendo, a pesar de que están en su pleno auge. Ayer lo decía Pasquali (Antonio Pasquali). En América Latina hay algo así como 1800 carreras de comunicación, y con una población de algo así como de 800.000 estudiantes. Son cifras escandalosas. A pesar de esto, creo que va a haber una tendencia a profesionalizarla cada vez más y, cada vez más, van a ser carreras técnicas. Yo no digo que esté bien, pero me parece que no hay otro destino. Entonces, qué bueno sería que aquellos a los que les interese el tema, que es fundamental, de la comunicación y los estudios en comunicación (no la formación de profesionales), puedan llegar a hacer algo. (…)

Pero yo no sé qué se podría hacer ante la diversidad de cosas que es la comunicación. Hacer una carrera de comunicación es complicado, más cuando se llaman carreras de Ciencias de la Comunicación. Yo no conozco una Ciencia de la Comunicación, y no lo digo en broma (al margen de si uno estuviera de acuerdo o no con esa concepción de la ciencia). Una ciencia tiene un objeto hacia el cual se dirige, si este objeto es diluido, es múltiple, no hay posibilidad de abordarlo críticamente. Entonces no hay una Ciencia de la Comunicación. El tema es complejo. Lo que no es científico parece poco serio. También creo que con los años se va a ir formando más gente vinculada a ciertas prácticas. Todo lo que se llama Comunicación Institucional hoy es dominante. Por institucional se entiende todo, después alguno diferencia lo empresarial, pero no hay mucha distancia (…) Pero cómo vincular eso con cierta reflexión sobre el papel de la comunicación en las relaciones humanas en un sentido que vaya más allá del cliente-vendedor, no es tan fácil. Tampoco se puede hacer una carrera con 180 materias para hablar desde el arte hasta la psicología en el manejo de las relaciones interpersonales. Me parece que es inabordable. Si te llaman, uno dice lo que le parece más prudente, pero con la convicción de que es muy difícil darle solución a algo que desborda. Dicho todo esto que es bastante oscuro, bah, no sé si oscuro, no quisiera que parezca como oscuro, no es para decir crucémonos de brazos, es todo lo contrario.

Pero si uno no se pregunta, nunca va a haber respuesta. Yo no tengo respuestas, no tengo respuestas puntuales porque creo que no hay. Pero el no tener respuestas no significa abandonar el problema, sí existen los problemas, uno puede reconocer problemas aunque no tenga respuestas. Aunque el sistema dice que para cada problema hay una respuesta, ¿por qué?, porque ya tienen la respuesta, entonces inventan el problema y le dan la respuesta.

Y así nos podríamos haber quedado por horas, pero hacía horas que Héctor Schmucler tendría que haber estado en otro lugar, con otras personas, con otras palabras. Sin embargo, nos habló, nos escuchó, y disfrutó (eso creemos) de la charla tanto como nosotros. Se despidió muy amablemente hasta una próxima ocasión. Nos dejó llenos de incertidumbres pero con algunas luces en el camino.