“Gracias a los habladores los padres sabían de los hijos, los hermanos de las hermanas, y gracias a ellos se enteraban de las muertes, de los nacimientos y demás sucesos de la tribu; y también algo mas, tengo la impresión de que el hablador no sólo trama noticias actuales, también del pasado, es probable que fuera asimismo la memoria de la comunidad, que cumplía una función parecida a los juglares, a los trovadores medievales, recordando a cada miembro de la tribu que los demás vivían, que a pesar de la grandes distancias que los separaban formaban una comunidad”
(Del libro El hablador de Mario Vargas Llosa, citado por Oscar Magarola)
Cuando de lo que se trata es de pensar cual es el papel del comunicador, enseguida se hacen presentes, en el pensamiento, los grandes medios de comunicación. Clarín,
Una propuesta distinta fue compartida en
De hecho, hay lugares sociales que no están identificados como áreas de trabajo del comunicador y que son la columna vertebral de la comunicación social. Hay que “pensar el rol del comunicador en los procesos que se producen en espacios sociales, en organizaciones, en instituciones, en comunidades, en municipios –explica Magarola- , rescatar el sentido de la comunicación en el sentido mas antropológico, mas existencial”.
Este sentido de la comunicación es olvidado y reemplazado por la perspectiva recurrente de los medios masivos. “La tecnología y el fenómeno mass mediático por momentos le han robado el sentido al concepto de comunicación” –continúa Magarola-. Al decir comunicación se dispara en forma inmediata: “igual medios, igual tecnología”, cuando en realidad la comunicación antes de existir como un fenómeno tecnológico fue un “fenómeno vital, inherente a lo humano”. Por eso el desafío del comunicador sigue siendo el entramado complejo de las relaciones de los sujetos en la cotidianidad, y nunca solamente el mundo de los grandes medios o de las tecnologías.
Universidad, nuestro segundo hogar
El problema esta en que entre la formación académica,
Sin embargo, el espacio universitario abre un desafío interesante: “atravesar esas 30 materias y trabajarlas con la mayor capacidad y profundidad porque estamos en una institución”. Corresponde a esta generación, al porvenir, dar un nuevo sentido a la comunicación y elegir qué país queremos. Pensar qué comunicación para qué país. Y en esto, “la memoria tiene mucho que ver, y la capacidad de creación también”.
“Queda como un entretiempo, un vacío que tiene que ser cubierto por una nueva generación”. Los sueños de las generaciones pasadas, el ideal de una comunicación alternativa tal como se planteaba en los 70 fue interrumpido por el mercado. “El mercado siempre nos vende que todo puede llegar a ser materia de comunicación. Por supuesto, cooptada, neutralizada, castrada, violentada, llevada a consumo, a gastronomía”- aclara Casullo. En este escenario “estatizar los canales de televisión, seria como hacer
Manos a la obra: el comunicador en la práctica
Es ahora cuando aquel entretiempo intenta ser interrumpido por los proyectos comunicativos de nuevas generaciones que intentan construir un camino diferente, incluso opuesto, a la lógica impuesta por los grandes medios de comunicación.
De hecho, éstos han reducido el papel del comunicador social o del periodista, a simple difusor de mensajes informativos o persuasivos. Mediante una extraña pantalla que oscila entre la objetividad informativa y la independencia periodística respecto del medio, la tarea del periodista mass mediático se basa en construir la infamación de manera tal que refuerce o sea funcional a los intereses del medio. En el libro “Contrainformación, medios alternativos para la acción política”, sus autores, Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperan, bien citan a Noam Chomsky, quien al hacer referencia a los periodistas que se definen independientes escribe: “Dicen, con mucha razón, “Nadie me dice lo que tengo que escribir, escribo lo que quiero. Todo ese rollo sobre presiones y limitaciones es una tontería, yo nunca tengo ninguna presión”. Lo cual es completamente cierto, pero el tema es que no estarían ahí si no hubieran demostrado previamente que nadie tiene que decirles qué escribir porque ya dirán lo correcto ellos mismos”. En esta línea modeladora, hoy por hoy, muchas instituciones académicas orientan la formación de nuevos egresados a la demanda de las grandes corporaciones periodísticas. Se trata de profesionales que no trascienden lo mediático y que asumen un papel pasivo en el proceso de transformación social.
Contra este estado de situación se dirigen las palabras de Magarola, a la hora de pensar los lugares de inserción profesional: “Pienso en las instituciones sociales, en la comunidad, en las organizaciones de los barrios, medios locales, etc.” Se trata de comunicadores que piensen en “cómo hace una institución para comunicar sus objetivos a la comunidad, para convocar; cómo establecer redes con otras instituciones, cómo conocer las demandas de la población, cómo fortalecer, mejorar, tender puentes, articular, estimular la participación. En estas preguntas hay un interesante campo de desempeño profesional abierto, que siempre estuvo, esta y estará allí”.
En este sentido, hay prácticas comunicacionales que se originan dentro de espacios universitarios con la intención de responder a las necesidades que surgen en el seno de la sociedad. Hernán, integrante de
Uno de los debates más concurrentes dentro de los espacios que pretenden ser una alternativa comunicación al, tiene que ver con que tipo de vinculación se establece, si es que existe alguna, con los medios oficiales. “Desde ANRed consideramos que, aunque el margen es mas bien estrecho, de todas formas, debemos aprovechar las brechas para introducir otras miradas, perspectivas, incluso temas, que no están establecidos a priori en los medios masivos, por su condición de integrantes del bloque dominante. El grado de apertura que alcancemos hacia los medios masivos, depende del grado de organización del campo popular, y de su vinculación con los trabajadores de los medios, para poder romper el aislamiento”.
En definitiva, se trata de aprovechar el momento de debate por el que atraviesa hoy la disciplina para nutrirlo de nuevos y valiosos aportes. Se trata de buscar la forma de romper el cerco de los medios, utilizando las herramientas que la propia carrera académica otorga. ¿Cuál es el objetivo? Quebrar la barrera que separa a la universidad de lo que debería ser su principal preocupación: las relaciones, las necesidades y conflictos que atraviesan a los sectores mas castigados de esta sociedad
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